Piruetas - Tillie Walden



El cómic que os traigo hoy es pura emoción. Desde El guardián entre el centeno nunca había leído un retrato tan perfecto de lo que supone ser adolescente, de la perplejidad que implica y lo duro que es crecer. 

Piruetas es una obra confusa, porque plantea muchas preguntas que no responde. 

Por eso es tan necesaria la nota final de la autora, en la que explica que ella misma no sabe de qué trata esta historia. Lo único claro es que su hilo conductor es el patinaje artístico, y por eso Walden nos explica cómo afectaban los sucesos de su vida privada a su forma de patinar. Pero ese no es el tema del libro. En mi opinión, Piruetas es un diario con el que la autora intenta procesar y entender los sucesos más traumáticos de esa etapa de su vida.  

Uno de ellos fue el acoso escolar, que en su caso llegó a extremos inconcebibles. Otro, la relación con su madre, que nunca la acompañó ni a los certámenes ni al entrenamiento, lo que provocaba rumores y situaciones muy desagradables. Mucho peor y más doloroso resultó el intento de violación, sobre todo porque Tillie lo vivió como si ella fuera culpable, como si hubiera hecho algo malo o lo hubiera provocado. 

Pero, sin duda, las mejores escenas de Piruetas son las más sutiles.

 Por ejemplo, los chicos pueden patinar con una ropa cómoda. Las chicas, sin embargo, están obligadas a competir cargadas de maquillaje, con moños postizos, cubiertas solo con un vestido minúsculo y con tiritas en los pezones para que no se les marquen, porque las normas les prohíben ponerse ropa interior. Hay una escena maravillosa, en la que Tillie, durante un campeonato, nota que le gotea el tampón, y es consciente de que tanto el jurado como el público le está viendo la entrepierna. Al leerla te das cuenta de que esas normas absurdas que todos han asumido con naturalidad son pura violencia, aunque nadie lo reconoce. 

Otro tema importante en esta obra es la homosexualidad. 

Esas viñetas en las que Tillie habla de su primera novia son preciosas, muy dulces y suponen un oasis de paz y esperanza entre tantas tragedias. Sin embargo, incluso en los momentos más felices de su relación, las dos tienen mucho miedo. No hay que olvidar que la historia transcurre en Texas, en una época en la que la homofobia estaba bien vista. Y la realidad demostró que tenían motivos para temer, porque al final se impusieron la crueldad y el odio de los adultos.

El patinaje artístico no es más que la excusa necesaria para vertebrar el relato. 

Aún así, este cómic aporta mucha información interesante sobre ese mundo. Por ejemplo, cada capítulo comienza con el nombre y la descripción de un salto o un giro de patinaje, y el dibujo de cómo se tiene que ejecutar. Me gustó mucho ese detalle. 

La autora describe algunas de las competiciones en las que participó, y al leer esas escenas realmente percibes la ansiedad que generan y lo aterrador que puede resultar el mundo del patinaje profesional para una niña. Si a eso le sumas los madrugones, la extrema dureza de los entrenamientos, la falta de sueño y el cansancio, realmente no entiendo cómo lo soportan. Piruetas muestra cuánto apoyo y cariño necesitan las niñas para seguir adelante; desgraciadamente, eso es algo que no siempre consiguen. Por una parte, la competencia entre ellas es feroz. Por otra parte, las entrenadoras no siempre son tan amables como deberían. Aunque eso tiene un lado positivo, porque también es un peligro encariñarte demasiado de tu entrenadora, como nuestra protagonista sabe por propia experiencia. 

En general, Tillie Walden es franca y directa. 

Sin embargo, hay algunos temas (por ejemplo, su familia) sobre los que esconde deliberadamente mucha información. Porque lo que ella quiere contar es cómo se sintió en un momento concreto; y para entender eso no es necesario saber de qué manera ni por qué se llega a esa circunstancia. Simplemente, la emoción es tan intensa que se transmite al lector, aunque falte contexto. Creo que esa es la genialidad de esta obra.

Es posible que a muchos lectores les moleste que queden tramas abiertas, y preguntas sin responder.

 Al fin y al cabo, estamos acostumbrados a que los libros cuenten una historia completa, y Piruetas no lo hace. Sin embargo, a mí no me ha molestado. Me gusta su originalidad y valoro el estilo de la autora, que es íntimo, confidencial, casi como si te estuviera susurrando al oído. 

Os recomiendo este cómic porque denuncia, reflexiona, alerta y desvela secretos. 

Para los adolescentes puede suponer un apoyo, un espejo en el que mirarse, y la promesa de que el futuro será mejor. Para los adultos, una lectura profunda, emotiva y auténtica.

¿Qué opináis vosotros? ¿Habéis leído Piruetas? ¿Os apetece darle una oportunidad? Espero vuestros comentarios.

Por hoy me despido con un abrazo para todos. Nos leemos de nuevo la próxima semana, y hasta entonces, ¡disfrutad de la lectura!



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