De la evolución de los cuentos.





De La Cenicienta original
a la de Disney
ha habido tantos cambios
que es casi irreconocible.









A raíz del aniversario del nacimiento de Charles Perraud (12 de Enero de 1628) leí varios artículos que trataban de cómo progresivamente se habían ido censurando las historias originales. Me gustó especialmente el artículo que podéis leer en este link.

Por poner un ejemplo: en la versión original de La Cenicienta las hermanastras se automutilan con un cuchillo para poder ponerse el zapato, y unas palomas les sacan los ojos a picotazos al final del cuento.

Obviamente, hoy en día sería inconcebible leerle algo así a los niños. Sin embargo, en nuestro afán por respetar lo políticamente correcto, hemos llegado a un punto en el se han pervertido por completo las historias originales. Y no sólo eso, también muchos adultos siguen creyendo que la versión de Disney es la auténtica.

En su origen estos cuentos eran una tradición oral que pasaba de generación en generación, con la idea de enseñar a los niños a sobrevivir en el mundo real. Cuando Perrault los escribió les añadió una moraleja. Ésta es la de La Cenicienta:

       "Bellas, ya lo sabéis: más que andar bien peinadas 
        os vale, en el afán de ganar corazones
        que como virtudes os concedan las hadas
        bondad y gentileza, los más preciados dones."




Una moraleja que actualmente puede entenderse como un alegato contra la superficialidad.
Sin embargo, en la versión actual lo que prima es el glamour.










¡Qué diferente era la versión original!

Es cierto que el mundo real de hoy en día es muy diferente, y no hay necesidad de ser tan crudos. Pero eso no nos da derecho a cambiar la historia. Hay que recordar siempre cómo era la vida en aquellos tiempos, y que necesitaban historias así de crueles para que los niños aprendieran cómo era la realidad.
Si consideras que un cuento no es adecuado para tus hijos,  puedes saltarte las descripciones más extremas, o simplemente no leerle ese cuento a tu hijo sino buscar otro que esté más acorde con sus gustos o tus valores.
Si hoy en día estos cuentos ya no son adecuados para niños, dejémoslos para adolescentes, o para adultos, pero no los destrocemos. Si se escribieron fue precisamente para que no se perdieran. Pero en realidad lo que se ha conseguido es que la versión original desaparezca y sea sustituída por algo adulterado sin moraleja. O peor aún, por la historia del príncipe azul que tanto daño ha hecho a mi generación.

Lo que me entristece es que al cambiar los cuentos, realmente estamos destruyendo un patrimonio cultural. 

Estoy segura de que habrá muchos de vosotros que no estéis de acuerdo con mi opinión. Por eso me gustaría generar un debate. Podéis dejarme un comentario aquí en el Blog, o también en Facebook, Estoy muy interesada en leerlos.

Por hoy me despido con un abrazo para todos. Un saludo.

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